(Roberto A. Barriga/El Andaluz)

Esta vez las trabajadoras manuales del área covid-19 del Hospital Regional San Juan de Dios (HRSJD) salieron a las calles a pedir que no se les deje sin su fuente laboral.

Zulma Rivera, quien el día de ayer estuvo en la plaza para mostrar que cuando existió la emergencia sanitaria trabajaron y acudieron al llamado, pero ahora se las deja a su suerte, son madres solteras y hasta personas con alguna discapacidad que se quedaron si fuente de ingresos.

“Nosotros somos personal de covid de primera línea, nosotros hemos entrado a trabajar en marzo del 2020” explicó, llevaron dos años trabajando con contratos trimestrales, o bimensuales, y ya no les renovaron.

Son personal capacitado en la pandemia que fueron contratados por la Gobernación de Tarija, que ahora ingresaron a huelga en la plaza Luis de Fuentes y Vargas. No son las únicas huelgas, se llevan tres puntos de protesta ya en la plaza principal de Tarija.

No es la única huelga que esta en la plaza, el Servicio Departamental de Caminos (SEDECA) lleva un mes en puertas de la Gobernación exigiendo que se respeten las leyes laborales.

MONTES Y SUS PROMESAS DE JUDAS

Opinión por el escritor Franco Sampietro

 A esta altura y después de los acontecimientos de las últimas semanas (las múltiples cosas que no se cumplieron, la crisis que se profundizó y se profundiza, el absurdo de oír a los archicorruptos acusar a los corruptos de serlo), podríamos afirmar de un modo objetivo que los tarijeños somos políticamente analfabetos, por no decir tontos a secas. Somos el pueblo que eligió al que ya lo desfalcó. Somos el pueblo que eligió al que sabía que era un delincuente sin que le importara. Somos moral y políticamente impresentables, porque somos un espejo de esa lacra que, en efecto, nosotros elegimos.

 Lo sepan o no los tarijeños, les pese o no (como parece), una sociedad es responsable de los males que provoca. Y es también responsable de los que no puede impedir. De modo que si nos hemos deslizado más abajo todavía en el abismo de la caída la culpa es precisamente de Tarija y no de los malandras que la manejan. ¿Hasta cuándo hay que tratar a los tarijeños como si fueran niños o deficientes mentales?: háganse cargo de una vez de sus propios actos.

 En efecto, ahora parece que nadie tuviera la culpa. Nadie lo votó o si lo votaron era porque el otro candidato era un “colla”. Mientras, en las sombras, la rosca mafiosa siempre gana, movilizando a los tarijeños en nombre de los intereses colectivos para defender sus intereses privados. Por eso ahora, arrepentidos de haber votado a quien sabían quién era y que los defraudó hasta la náusea (como también era sabido, pero el tarijeño no ve más allá de su nariz), ahora no confiesan su acto. Como si fueran masoquistas y la rosca fuera su vicio secreto.

 Bien visto, es una forma de masturbación: el votante tarijeño se encierra, se masturba, luego se culpa. Así, hoy podríamos decir que nadie lo vota al mafioso mayor, pero igual gana. Ocurre que el gran malandra forma parte del imaginario inconfesable de este pueblo absurdo: hace lo que los demás, en el fondo, también quisieran hacer si es que pudieran. Caso contrario, ¿qué le ven para votarlo?

 El poder de la urna de la rosca radica en su dinámica inercial. Y esa dinámica se reduce (visto con amplitud) a un solo elemento: la tontera de la ideología o mística tarijeñista, inventada por esa misma rosca para tomar de tontos a los tarijeños durante ya dos siglos. Increíble, pero les siguen tomando el pelo.

 A fin de que no se nos trate de especuladores o fantasiosos, no vamos a describir la montaña de casos denunciados, la interminable lista de mediocres e inútiles que engrosan sus filas con sueldos bizarros para nada, ni la despampanante fortuna mal habida de su cabeza de león. Simplemente enunciaremos –recordaremos a los “inteligentes” tarijeños que votan una y otra vez a los mismos- la serie de promesas no cumplidas que hizo el “gran” negrito Montes anti-colla con su palabra de Judas, hace menos de un año.

 Lo que sigue es la enumeración de algunas de esas promesas absurdas, esas mentiras flagrantes que ya se sabía que lo eran, y con las mismas palabras que salían en el programa (para que se advierta la distancia entre el discurso y el acto) y para que el lector evalúe eso que el gobernador en ciernes definió como “soluciones concretas, viables y efectivas a necesidades que por años fueron postergadas”. Provecho.

-Entrega de un bono de 5.200 bolivianos para paliar la crisis.

-Reactivación económica en menos de tres meses. 

-Propuesta de salud universal: recuperar, fortalecer y ampliar el SUSAT. Creación de espacios de atención médica y odontológica gratuita a la población tarijeña. Institucionalización del sistema de prevención, diagnóstico y tratamiento del covid19. 

-Educación valorada y apoyada en cada uno de sus niveles; construcción de obras de alto impacto para el nivel inicial. Generación de espacios de capacitación técnica para la ciudadanía.

-Creación de la Corporación del Agua, que contribuya a la producción agropecuaria. Implementación de represas multipropósito, microempresas y sistemas integrales de riego tecnificado. Convertiremos el gas en agua, administraremos los bosques, ríos, lagos y otras fuentes de agua, para consumo humano, riego y de ganado. Construiremos sistemas de alcantarillado y plantas de tratamiento para las aguas servidas.

-Tenemos un plan para solucionar la crisis económica. Fortalecimiento de la cadena productiva de pequeñas y medianas empresas, como parte de la reactivación económica (¿?). Fortaleceremos el Fondo de Promoción Económica Departamental para apoyar a las pequeñas y medianas empresas. Readecuaremos financieramente al Gobierno departamental para administrar la deuda y el déficit fiscal.

-Compromiso de escuchar a la gente, de hacer propio su sentir y generar propuestas de solución a sus necesidades.

   Sobre este último compromiso –y todos los otros, incluidos en éste- baste referir que a los seis días de ser posesionado propuso a la Asamblea la derogación de 92 leyes departamentales que, de un modo u otro, habían sido logros conseguidos antaño con lucha política.

 En otras palabras: no solo no cumplió una sola promesa, sino que hizo exactamente lo contario a lo que decía: en lugar de dar más beneficios, quitó algunos de los que había (varios de ellos, significan ahora un retroceso de veinte años). Y eso apenas a seis días de asumido; ergo: lo tenía ya preparado y listo bajo la manga, como al puñal velado del traidor irredento.

 “Defenderemos Tariquía”, sostuvo…y ahora que Tariquía peligra él está mudo. Entre innúmeros ejemplos de una bajeza pareja y que lo pintan de cuerpo entero, uno no puede más que preguntarse qué demonios hacen los tarijeños apoyando a semejante esperpento. ¿Es posible que nadie se dé cuenta?, ¿son los tarijeños de la misma madera?. Porque la clase política nefasta de siempre, con el “gran” negrito travieso a la cabeza, no solo no hizo nada de lo prometido, sino que repite la mecánica tóxica de toda la vida, e incluso la profundiza.

 La democracia directa y la “representativa” siguen caminos diferentes en Tarija, sin que los tarijeños aparentemente se den cuenta. Porque los de arriba parecieran desconocer la existencia de las elecciones pasadas, y los de abajo, parecieran vivir en un sueño similar a la sonsera. Algo que trae a la memoria la famosa frase de Shakespeare, solo que en este caso el ejemplo es la realidad y no una ficción truculenta: “la Historia es un cuento contado por un idiota, lleno de sonido y de furia”.

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