REDACCIPÓN CENTRAL/TINTA ROJA
Los pensamientos suicidas y los intentos de suicidio dejan una huella emocional. Por ejemplo, los pensamientos suicidas pueden consumirte al punto de que no puedas desenvolverte en tu vida cotidiana. Y si bien los intentos de suicidio son actos impulsivos durante momentos de crisis, pueden dejar como secuela lesiones permanentes y graves, como insuficiencia orgánica o daño cerebral.
Los que quedan atrás después de un suicidio, las personas llamadas «sobrevivientes del suicidio», con frecuencia experimentan dolor, ira, depresión y culpa.
Prevención
Busca el tratamiento que necesites. Si no tratas la causa de fondo, es posible que los pensamientos suicidas regresen. Aunque puedas sentirte avergonzado de buscar tratamiento para problemas de salud mental, el tratamiento adecuado para la depresión, el abuso de sustancias u otro problema de fondo te hará sentirte mejor acerca de la vida y ayudará a mantenerte a salvo.
Crea una red de apoyo, conversar de los sentimientos suicidas que puede ser difícil, pero es posible que amigos y familiares no comprendan completamente por qué un suicida se siente de ese modo.
“Procura conectarte con ellos de todas formas, y asegúrate de que las personas que se preocupan por ti sepan lo que está sucediendo y estén a tu lado cuando las necesites. También es recomendable que busques ayuda en la comunidad religiosa, en grupos de apoyo o en otros recursos disponibles en tu comunidad. Sentirte conectado y contenido puede ayudar a reducir el riesgo de suicidio”, dijo el psicólogo Matias Lopez
El profesional recuerda que los sentimientos suicidas son temporales. Si te sientes desesperanzado o sientes que seguir viviendo no vale la pena, recuerdan a la juventud que el tratamiento puede ayudar a recuperar la perspectiva y a mejorar su vida.