El sindicado quien se encuentra detenido en una cárcel del país, la acosaba constantemente y la agredía con complicidad de su madre.
REDACCIÓN CENTRAL/TINTA ROJA
“Dos días encerrada y con la mandíbula rota” Karolay O., de 34 años, quien es madre de tres niñas (de 9, 5 y 2 años) y Karo, como le dicen sus amistades, se encontró con su expareja, padre de sus hijas, el 14 de febrero de 2019. Estaban separados y ella le pidió que se comunicaran únicamente para tratar los asuntos de sus pequeñas. Ese día, era el cumpleaños de la más chiquita y él le dijo que quería comprarle ropa.
Unas semanas antes, el hombre le mandó mensajes amenazándola de muerte y diciéndole que “ella no iba dejarlo y que el único que podía terminar la relación era él”. Karolay aceptó salir porque temía que su expareja le hiciera algo si continuaba evadiéndolo y también quería apaciguar la situación, pero sin interés de retomar esa relación que solo le hacía daño porque él era agresivo y le descubrió varias infidelidades.
Ese 14 de febrero, fueron a recoger a sus hijas de sus centros educativos y a comprar la ropa para la bebé. Él les propuso ir a cenar y luego le dijo que su mamá les estaba esperando en su casa porque no había visto a sus nietas hace tiempo. La presionó y amedrentó porque empezó a enojarse, pese a que ella le decía que no llevó pañales y leche para la bebé.
Sintió un escalofrío cuando entró a la casa de su expareja, cerca de las 22:00. La abuela se llevó a las dos niñas diciéndoles que les tenía guardado sus regalos de Navidad.
Él le dijo que fueran a su habitación y se enojó porque ella quería irse. “Cuando me acerqué a la puerta de su cuarto vi telarañas y muchas hormigas en el piso. Me fijé y había pétalos de rosas en el piso y globos rojos con forma de corazón, y una mesa con dos copas y vino”.
Karolay se sentó en un sillón sin entender las intenciones de su exconcubino y el supuesto detalle por San Valentín. “Una hormiga me picó el pie y me sacudí. En ese momento, él me dijo esas (hormigas) son mis trabajadoras y nunca más vas a sacar tus pies de aquí, por eso te ha picado”.
El hombre se mostraba agresivo y le quitó su celular tras darle una bofetada. Poco después, Karolay lo calmó con la intención de salir de esa casa, pero él quiso tener intimidad con ella y ante la negativa la estaba forzando. La víctima, en defensa, le dio una patada, pero el agresor le dio puñetes y golpes en la cabeza.
Logró pararse y al intentar salir del cuarto le rasguñó en el pecho y parte de la patilla. Su expareja se miró en el espejo y le dio una patada en la mandíbula. “Estaba botando sangre de mi garganta y no podía hablar. Hice lo que pude para pedir auxilio, pero nadie me escuchaba”.
El hombre tomó un trapo para limpiarle y le movió la mandíbula provocándole fracturas. Se negó a llevarla a un hospital, aunque ella no resistía el dolor. La tuvo encerrada y la agredió sexualmente.
Estuvo dos días en ese cuarto. Karolay tenía mucho miedo y tuvo que mentirle y decirle que estaba dispuesta a retomar la relación. Salió de esa casa, prometiéndole que estaba yendo a empacar sus cosas para mudarse con él. “No me digas más nada”, le dijo cuando su expareja estaba amenazándola y tomó un taxi con sus hijas.
Lo denunció por violencia y violación. Su expareja se presentaba a algunos actuados y a otros no, hasta que ordenaron su aprehensión, misma que no fue inmediata porque se dio a la fuga. El 30 de diciembre lo capturaron y al día siguiente fue enviado con detención preventiva a la cárcel. Ahora, esperan que se fije la audiencia de juicio oral y que el hombre responda por los delitos cometidos.
Karolay tenía la mandíbula fracturada y recurrió a la fundación Voces Libres y Mujeres de Fuego. Ambas instituciones la apoyaron porque tuvo que atravesar por dos intervenciones quirúrgicas.