(Roberto A. Barriga/El Andaluz)

En el kilómetro 40, en el municipio Uriondo, se encuentra la comunidad de Campo de Vasco, donde viven alrededor de 80 familias, y comparten una desgracia, todas ellas no tienen agua hace cinco años.

El Andaluz visitó a los pobladores, el calor se hacia sentir, la sed, el sudor se largaban mientras los comunarios daban testimonio de una realidad poco creíble y retratada, los pobladores pudieron atestiguar que hace media década los grifos de sus propiedades están como adorno.

Los más afortunados, los residentes que se establecieron cerca a la carretera Tarija-Bermejo, reciben agua de cisternas que lleva el municipio de Uriondo, sin embargo, les dura muy poco, deben caminar una hora para llevar aguas a sus hogares en bidones, y en algunos casos hasta tres horas todos los días.

A pesar de ser un derecho fundamental como bolivianos acceder a un elemento tan importante, la ambición, egoísmo y necedad de una sola familia ocasiona que toda una comunidad no tenga agua para cocinar, lavar, consumir, además en plena pandemia, donde la principal recomendación es lavarse las manos, su preocupación y sed no hace más que crecer.

Una Finca por la que pasa el agua, ocupada por la familia Nieves, retiene el agua de los pobladores de Campo de Vasco, a pesar de que los comunarios pagaron las tuberías y la justicia determinó que la vertiente por la cual sale el agua pertenece a Uriondo, no pueden acceder hace cinco años a su derecho como bolivianos, esta denominada familia Nieves no solo corta y retienen el agua, sino que según los comunarios manipula la justicia para intimidarlos.

Las personas que bloquearían la conexión de agua llevan el nombre de, Eudania Nieves. Rina Nieves y Rene Nieves.

Armando Figueroa, ex autoridad de Campo de Vasco y responsable del agua, explicó que el actual conectado y la tubería fue construida hace 30 años por los comunarios con su dinero, son casi siete kilómetros de tubería que se construyó y ahora esta impedida por la familia Nieves, estos últimos no pagaron por ninguna de las conexiones explicó.

De forma preocupante informó que presentaron sus quejas por las vías legales, pero no fueron respondidas, inclusive autoridades de la provincia Arce salieron a favor de esa familia, perjudicándolos durante media década, cuando decidieron dar el poder a los Nieves para que dispongan del agua que corría hacia la comunidad de Campo Vasco.

Figueroa relató que fue amenazado varias veces por la familia Nieves, inclusive en una asamblea fueron amenazaron con dañar a toda la comunidad, les dijeron envenenarían el agua.

Las irregularidades que giran en este asunto son varias, inclusive una vez las tuberías se rompieron, y los Nieves culparon a los comunarios, las autoridades de la provincia Arce resolvieron sin prueba alguna que los comunarios de Campo Vasco reparen ese inconveniente sin prueba alguna, los comunarios obedientes de la ley, tuvieron que reparar algo del cual no son beneficiados, que pagaron y no quebraron.

El Secretario General de la comunidad Campo de Vasco, Wilder Flores, apuntó que muchas veces fueron a la finca de los Nieves para conciliar el asunto, pero no tuvieron éxito, la cañería que pasa por su propiedad se queda en ese lugar y se pierde, llevaron sus quejas a la justicia ordinaria y ganaron en instancias locales, los Nieves apelaron al Tribunal Superior de Justicia de Sucre, pero el fallo fue a favor de la comunidad de Campo Vasco, a pesar de eso, siguen sin agua.

Flores comentó que se agotaron las instancias legales y a las autoridades a las cuales acudir, cinco años sufrieron esta desventura.

Un sufrimiento innecesario

Karl Marx decía que hay que hacer la ignominia más ignominiosa, en los casos como los de Campo Vasco la ignominia nos hace ignominiosos, las familias sufren, tiene que caminar horas por agua, y almacenarla en bidones, el cansancio, es notorio.

Beimar Benitez, comunario de Campo Vasco, explicó ante El Andaluz, que en época de lluvia vuelve la felicidad, porque pueden recolectar agua, el resto del año dependen de la ayuda del municipio de Uriondo, con eso llenan sus tanques de agua, los cuales duran poco, “por la pandemia necesitamos agua para lavarnos las manos” explicó Benitez.

Beimar vive con su madre, Olga Gareco, quien cuida a su madre quien se quebró la cadera tras que la comunidad de quedó sin agua, llueve sobre mojado no sería un dicho aplicable sobre esta comunidad pues, mojados serían más felices.

En un pequeño cuarto vive una veterana, postrada en la cama inamovible, se cayó y fracturó su cadera, la señora Olga, pide agua para poder atenderla, debe utilizar pañal, porque no se mueve de la cama, además necesitan limpiarla constantemente, lo cual con la falta del agua es una terea diaria que cada vez es más complicada.

La señora veterana postrada en la cama, lloró ante la visita, entre palabras poco entendibles lamentaba el olvido, se notaba tristeza.

El sol azotaba en la mañana de las entrevistas, el terreno árido evidenciaba la necesidad de beber algo, mientras nos trasladábamos buscando grifos sin agua, porque el trabajo demandaba mostrar que los comunarios decían la verdad y no había agua en su comunidad, nos encontramos con la señora Pánfila, quien iba a su casa con bidones agua “así nomas acarrear agua, me hecho un poquito para lavar, tengo que acarrea querido para tomar, para cocinar” explicaba.

La señora Pánfila o doña Pánfila, vive con sus hijos y su esposo, Domingo, quien quedó en silla de ruedas tras sufrir una embolia, Domingo balbucea y poco se le entiende, pero no le impide mostrar amabilidad y saludar a las personas.

Domingo por la falta de utilización de sus miembros, sufrió una herida en la pierna, que no se está curando, por la falta de agua es difícil lavarla, cada ves esta mas grande y no se está curando, Pánfila nos pudo mostrar la herida y no fue agradable a la vista, necesita cuidados, sacarlo de su propiedad presenta un conflicto, pues no esta cerca de la carretera, por lo que es conveniente que reciba cuidados en su  hogar, sin agua es complicado.

A cada hogar que visitaba El Andaluz los grifos corroboraban la versión de los comunarios, grifos secos, paja, valdes, y la queja de media década sin agua.

Olga Torrez, nos explicó que camina una hora para conseguir llenar sus valdes y bidones de agua, la vuelta es más morosa, pues el peso hace que tarde un poco más, lo que lleva más de dos horas al día caminar por agua.

Tiene dos hijos que cuidar, ambos entrando a la adolescencia, su hija, posee problemas de motricidad, además de trastorno del desarrollo intelectual, esto lleva a que tenga que tener un cuidado y atención más seguido. Olga Torrez, a pesar de que vive con carencias en su vida, no impide que demuestre generosidad, lo poco que tiene lo comparte, demostrando que los comunarios les sobra hospitalidad, unas deliciosas naranjas fueron testimonio de aquello.

Cada hogar que se visitaba contaba una realidad cruda, dura, a pesar del hermoso paisaje los comunarios sienten la necesidad de mejores condiciones, y la presencia de las autoridades, pues trataron de evitar las protestas y bloqueos para solucionar sus problemas y decidieron apelar a las autoridades, cuya presencia es desconocida.

Nos trasladamos hasta el colegio, donde los pequeños no asisten a causa de la pandemia, nos sorprendió que ni ahí los grifos tenían agua, si es que a novel central se determinará el retorno a clases, los niños no tendrían cómo lavarse las manos, pero en estos cinco años no pudieron acceder al vital elemento, esto solo preocupa, los niños juguetones por naturaleza necesitan acceder a medidas sanitarias en su recinto escolar.

 

Una esperanza

Los comunarios y dirigentes conversaron con El Andaluz y expresaron que están cansados de tratar acceder a sus derechos por las vías legales y las autoridades, por lo que iniciaran medidas de presión si es que no tiene solución a sus problemas, tras media década sin agua, están conscientes que se les cometió una injusticia.

Se esta realizando una nueva conexión de agua, a cargo del municipio de Uriondo, se espera que esto signifique una nueva etapa de prosperidad para la comunidad, sin embargo, la justicia debe llegar.

Muchas irregularidades rondan en este caso, a pesar de pertenecer al municipio de Uriondo los juzgados y fiscales de Bermejo y Padcaya resolvían los casos, la familia Nieves tiene su propiedad perteneciente al municipio de Padcaya, aunque el Tribunal Superior de Justicia, determinó que la vertiente que los nutre de agua y pasa por la finca de los Nieves es perteneciente a la comunidad de Campos Vasco.

Años de denuncias e injusticias llevaron a los comunarios a tener sed no solo de agua, sino de justicia, un derecho fundamental les fue negado, una familia egoísta les negó algo por lo cual pagaron y es un bien común, privatizaron el agua, lo que presume un delito, la paciencia se agotó, exigen que sus voces sean escuchadas.

Una vez en la ciudad abro un grifo y sale agua, es hermoso vivir así y todos los tarijeños lo merecen, Campo Vasco lo merece.

 

 

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